martes, mayo 10, 2011

Chile en alta tensión

Nos hemos enterado hoy por la tarde, tras una larga sesión del consejo regional en Aysén, que el bullado proyecto HidroAysen ha sido aprobado, lo cual significa en términos positivos, la introducción de una importante cantidad de energía eléctrica para nuestro país o para vender a otros países: estamos en un sistema económico en el cual sólo los ingenuos creerán que todo lo que se hace en Chile queda en Chile:  nuestro embajador en Argentina esta haciendo gestiones para mandar a dicho país el excedente energético producido en el norte de nuestro país.
Pero volvamos a HidroAysén y una verdad absoluta: los precios de la energía eléctrica domiciliaria no bajarán, el servicio seguirá siendo malo y las eléctricas como siempre no responderán por daños debido a  sobrecargas o cortes de luz arbitrarios. Y nosotros, como no tenemos alternativas dado que tanto la producción como la distribución eléctrica es manejada por unos pocos conglomerados, tenemos que meternos las manos en los bolsillos por cada arbitrariedad.
Río Baker: víctima de las empresas eléctricas
Desgraciadamente, el mundo moderno gira en torno a una bobina eléctrica, propulsada a carbón, petroleo y aguas de ríos. No existe voluntad por parte de las empresas y de los neofitos políticos por promover de una manera seria y consecuente, de impulsar la producción de energías limpias como torres de propulsión eólica y paneles solares: hasta se esta hablando acerca de la posibilidad de instalar una planta de producción de energía atómica en Chile en los próximos años. No existe conciencia ecológica, sino el deseo de ganar dinero a manos llenas destruyendo el ambiente y terrenos poblados.
¿Acaso sólo los dueños de empresas y los políticos de nuestro país son los únicos llamados a tomar decisiones importantes que ponen en peligro nuestro ambiente y nuestras vidas? al parecer si: Las empresas ponen sus represas, termoeléctricas, chimeneas, fabricas contaminantes, antenas de celulares y cualquier elemento nocivo en donde se les antoja, alterando los "estudios de impacto ambiental" que en el fondo es una hoja en blanco sín ningún fundamento de valor.
Ante estos abusos, la población se está cansando, y vaya que hay tenido paciencia para soportarlos. Ahora salen a protestar, se enfrentan a la autoridad, alzan la voz y tienen voluntad de querer cambiar las cosas. Defienden sus derechos por el bien propio y de las futuras generaciones: eso es DEMOCRACIA.

Hasta una nueva edición.

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