Les contare una experiencia vivida esta tarde, de seguro ustedes alguna vez lo vivieron en carne propia.
Ocurre que desde hace varios meses me mudé a vivir en un lugar campestre, mi esposa y yo nos agrada el lugar, dado que es tranquilo, limpio, aire puro, donde todo es paz; ademas que nuestra casa no esta pareada y los vecinos hacen su vida con total tranquilidad.
Pareciera que el lugar que les narro es el paraíso, bueno lo es; salvo por lo ocurrido esta tarde: cerca de mi casa se estacionaron 2 automóviles que al ver a simple vista no pasan de mas de 2 años de antigüedad, los cuales abren sus puertas, y de ellos salen unos hombres bien vestidos, los cuales conectan un equipo amplificador a la batería de uno de los vehículos... ¡¡¡Y SE PONEN A PREDICAR EL EVANGELIO COMO SI QUISIERAN QUE EL HEMISFERIO OCCIDENTAL DEL MUNDO LOS ESCUCHARA!!!
Honestamente, no tengo nada en contra de ninguna religión; pero en esta ocasión exageraron su procedimiento: no somos más de 10 familias que vivimos en el lugar, en ningún momento oí palabras de amor al prójimo, citas bíblicas relativas a la existencia de una vida eterna, salvación de las almas o semejante, o por último invitándonos a visitar su iglesia; sino que su discurso cargado de critica social y pérdida de valores serían más valoradas por alguna fundación, ONG's, partido político o autor de un blog. Y si a eso agregamos una voz y actitud poco "cristiana", hizo que mi esposa abandonara raudamente la ducha, se vistiera lo más rápido que pudo y juntos decidimos arrancar de dicha estridencia infernal.
Si hay algo que valoro de los católicos, testigos de jehová o "mormones" es su toma de conciencia a la hora de hacer proselitismo religioso. ¿Habrá alguna persona que al pasar por la calle se haya sentido conmovida al oír gritar a un predicador? Tengo entendido que esa no es la mejor manera de ganar fieles. Muchas iglesias crecen gracias a las gentiles invitaciones que hacen sus seguidores a amigos y cercanos, o golpeando puertas casa por casa.
Señores predicadores: recuerden muy bien la parábola del sembrador, ustedes están sembrando en tierra dura... la mejor tierra es sembrar con amor, paciencia y mansedumbre; asi que dejen de pararse en las esquinas o en la plaza a gritar y acérquense a charlar con las personas. Así nos dejan vivir en paz, en especial en los únicos días que disponemos de un reponedor descanso, y ustedes podrán tener sus fieles.
Hasta una nueva edición.
2 comentarios:
uf... muy cierto todo eso, no hay nada que me enferme más que cuando se ponen a gritar con altavoces... especialmente en la plaza de armas, cuando trato de disfrutar una tarde tranquila con una taza de café, es realmente disgustante
Ups!
Fue desesperante... todos los días veo como el mundo se está desmoronando moralmente y por ello me preocupa mucho que mi hij@ vaya a nacer dentro de poco bajo estas circunstancias... bueno, cuando quiero olvidarme por un rato de eso viene ese predicador que en vez de la paz y el consuelo que presta el evangelio de cristo a todos los que creemos en el, solo predica caos, destruccion y principalmente RUIDO.
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