domingo, abril 25, 2010

Terremoto de conciencias


Ya ha casi transcurrido casi 2 meses en que el cálido verano 2010 termino de manera violenta y dramática a las 3.32 de la madrugada del dia sabado 27 de febrero, con un sismo de magnitud 8,9 grados richter, que azotó a Chile desde la region metropolitana a la araucania. Desde entonces nos hemos acordado que vivimos en un país sismico, que tenemos una placa marina que de cuando en vez (o de vez en cuando) choca contra nuestro continente y provoca sacudones de minutos de extensión, caidas de todos los sistemas que por hoy son escenciales para nuestro diario vivir y lo mas penoso: este fenomeno ha hecho caer al suelo y destrozarse en millones de pedazos a muchas personas el respeto por los demas. Esto queda demostrado por los multiples saqueos y actos de vandalismo sufridos en muchas de las ciudades siniestradas. Para muestra un boton: en Arauco, de los 3 supermercados existentes, hasta la fecha ninguno de ellos funciona de manera normal; uno fue totalmente destruido por el sismo, otro levanto una carpa en el estacionamiento dado que el edificio que lo albergaba fue incendiado por los saqueadores, y el tercero aun no logra reponer la mercaderia y por tato no ha reabierto sus puertas.
El sentido comun se perdio: por aprovecharse del panico muchas personas arrasaron con todo a su paso, se llevaban hasta lo que evidentemente no servia para nada en casos de emergencia, iban una y otra vez a los locales comerciales llevando a sus hogares o refugios bolsas de alimentos al por mayor y descaradamente se asomaban en los lugares de reparto de ayuda como si nada. Lo penoso fue que no contentos con robar, destruyeron e incendiaron locales que bien a esta fecha estarian funcionando y brindando los articulos necesarios para abastecer nuestros hogares, pudimos volver a la normalidad en pocas semanas, pero las cosas no se dieron por culpa de unos pocos.
Ahora se esta aplicando justicia: se publican las fotos de los saqueadores, se han registrado las casas y decomisado los productos robados. Ahora, que los vandalos paguen tal y como un estado de derecho lo exige.
Hasta una nueva edicion.

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