domingo, enero 19, 2014

QUE LA HAYA SE APIADE DE NOSOTROS

En una semana más un acontecimiento político marcará sensiblemente las relaciones internacionales de Chile: Se dará a conocer el veredicto en la Corte Internacional de la Haya, para dirimir las fronteras marítimas entre Chile y Perú. Este hecho tiene a ambos países en una situación de expectativa e incertidumbre a ambos gobiernos, porque se pretende de una vez por todas acabar con toda clase de diferendos territoriales entre ambos países, y esperemos que tras esto no se pretendan buscar de manera majadera o antojadiza la creación de nuevos diferendos territoriales.
Si bien Chile promueve e incentiva la resolución pacifica de conflictos con nuestros vecinos en América Latina, su historial es nefasto: Chile solo ha ganado un diferendo territorial cuando lo ha llevado a arbitraje internacional, y para colmo el gobierno argentino lo rechazo y puso a ambos países en estado de guerra, que fue afortunadamente resuelto por intervención papal.
Lo llamativo del caso actual es la delimitación marítima con el Perú, el mismo país que hace mas de una década dijo que con Chile no hay temas pendientes, dado que a mediados del siglo XX los gobiernos de Chile, Perú y Ecuador suscribieron una serie de tratados marítimo que les permite a estos derechos de explotación y conservación de sus recursos hasta las 200 millas de extensión, indicando sus limites y proyección de manera explicita. Por espacio de 50 años estos acuerdos fueron aceptados y respetados por los 3 países e inspiraron al resto del mundo con acceso marítimo a acoger esta idea.
Si a lo largo del tiempo se ha reconocido y aceptado estos tratados como validos entre los países, ¿Que razones lleva a uno de estos a revisar y cuestionar lo que había reconocido como valido por muchos años? Probablemente el carácter estratégico que el Océano Pacífico este desarrollando en estos últimos años como ruta comercial y financiero con las nuevas potencias como China y el sudeste asiático impulse a los países con salida al mar se conviertan en corredores de transporte para nuestros vecinos del atlántico y europeos. Ante este escenario, la ciudad de Arica e Iquique se encuentran en situación de ventaja como puntos de intercambio entre occidente y oriente, y son justamente estos puertos los perjudicados con el diferendo marítimo impulsado por el Perú.
La astucia del vecino del norte de llevar el caso al tribunal de La Haya persigue obtener una "solución salomónica" bajo el pretexto de trazar una linea de proyección marítima diagonal recta siguiendo el trazado de la linea de la concordia que separa a ambos países, y haciendo creer a los jueces que Chile tiene como postura la tesis de que la frontera marítima corresponde a la linea paralela que cruza el hito 1 establecido por ambos países. Por tanto los jueces deben resolver entre 2 tesis, cuando en los hechos se trata de una sola tesis, dado que Chile ha insistido claramente que no hay asuntos pendientes, respetando los tratados firmados anteriormente. Cualquier cambio, por muy mínimo que sea, que los jueces determinen en torno a las fronteras marítimas de las zona económica exclusiva será un triunfo rotundo para el Perú y un fracaso para Chile; y es probable que esto suceda debido a las resoluciones adoptadas en casos anteriores.
Esperamos a que este hecho ayude a resolver de una vez por todas toda clase de disputas territoriales, para que no volvamos a caer nuevamente en situaciones ficticias que quebrantan las relaciones internacionales, en los cuales hay que hacer un mea culpa: Chile jamas se ha preocupado de capacitar y formar diplomáticos que nos representen ante los gobiernos extranjero y que sepan tener la suficiente preparación para resolver temas tan delicados como los que ahora nos tienen en ascuas. Es hora de enmendar el rumbo y tomar las relaciones diplomáticas en serio, y abandonar de una vez por todas el apelativo de "mal vecino" que injustamente nos hemos ganado.

HASTA UNA NUEVA EDICIÓN.

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