domingo, junio 12, 2011

Kendo contra viento y marea

Permítanme desahogarme en esta columna. Si no gusta, puede pasar de largo hasta que se me ocurra publicar algo que sea de su interés, pero por ahora comenzare con mis descargos.
Desde fines de diciembre del 2010 he tomado la iniciativa de formar un pequeño taller de artes marciales que aprendí en la universidad y que he estado practicado en Concepción. Luego de un tramite que duró semanas, finalmente conseguí a través de la oficina municipal de deportes, la ansiada autorización para hacer uso de un gimnasio perteneciente a un liceo de Arauco. Hasta ahí todo bien.
Las condiciones de dicho recinto para las prácticas deportivas para entonces eran deplorables: el suelo salpicado con vidrio de los focos rotos que cuelgan amenazantes del techo de dicho recinto y de los cuales sólo uno funciona bien, ambiente maloliente, paredes agujereadas, rincones transformados en baños improvisados, colchonetas húmedas, y plagado de basura. Deprimente.
Por fortuna las cosas han cambiado y el gimnasio ha mostrado mejorías, dado que el municipio y el liceo se han preocupado de su mantención. Pero la labor de mi taller ha sufrido problemas: como no hay un supervisor después de las 18 horas, era frecuente encontrar el gimnasio cerrado a pesar que es de conocimiento público que existe un horario establecido de antemano que existen talleres deportivos que funcionan por la tarde y  noche. Lo peor de todo: de la nada aparecen jóvenes que ocupan el gimnasio como si nada, ignorando los horarios y haciendo uso de la cancha sin pedir permiso a nadie. Muchas veces al encararlos argumentan que "les pidieron permiso a un cuidador" el cual previamente les había advertido que sólo después de las 21 horas el gimnasio estará disponible.
La semana que termina, una empresa donó al gimnasio 4 focos nuevos, lo cual significa un mayor cuidado del gimnasio. Eso en el fondo significaría que las puertas del mismo permanecerán cerradas y su uso limitado. Por fortuna ya tengo acceso a dicho recinto, y espero a no encontrarme con las mismas sorpresas que perjudican el aprendizaje de mis alumnos en el kendo.

Hasta una nueva edición.

No hay comentarios.: